A continuación recogemos una síntesis sobre los princpios que han de sustentar todo proceso formativo en la preparación del profesorado. Por ser ésta una tarea que pone en juego muchos intereses sociopersonales y políticos, sirva este conunto de principios como aspectos básicos a tener en cuenta en una adecuada formación, tanto incial como permanente del profesorado.

1.- La formación del profesorado es un continuo (MARCELO, 1989). La formación del profesorado es un proceso de profesionalización con una serie de etapas claramente diferenciadas por su contenido curricular (inicial y permanente) en el que han de mantenerse «unos principios éticos, didácticos y pedagógicos comunes» (p. 31).

2.- La formación del profesorado debe estar integrada con los procesos de cambio, innovación y desarrollo curricular. La formación de los docentes debe contemplarse en relación al desarrollo curricular, y «debe ser entendida como una estrategia para facilitar la mejora de la enseñanza» (MARCELO, 1994, 185).

3.- La formación del profesorado debe estar conectada con el desarrollo organizativo de la escuela. Como una derivación del principio anterior, la conexión de los procesos de formación con la realidad organizativa de los centros es la vía para hacer realidad la conexión entre ambos: universidad y escuela, formación y acción (LISTON & ZEICHNER, 1993, 218-227).

4.- La formación del profesorado debe considerarse un todo integrado respecto de los contenidos propiamente académicos y disciplinares y la formación pedagógica de los docentes. En este principio se señala la importancia de estructurar el 'conocimiento base' curricular de la formación del profesorado con el 'conocimiento de contenido pedagógico

5.- La formación del profesorado debe sustentarse en la unión de la teoría y la práctica. Superar la dicotomía de la teoría y la práctica, como criterios de separación metodológica en la formación de los docentes es uno de los principales retos a los que nos enfrentamos.

«El carácter profesional de la formación del docente requiere la compleja y enriquecedora fusión de la teoría y la práctica, de la ciencia, la técnica y el arte, de la sensibilidad y la razón, de la lógica y la intuición» (PÉREZ GÓMEZ, 1988, 10).

6.- «La formación del profesorado debe buscar un "isomorfismo" entre el tipo de formación recibida por el futuro docente y el tipo de educación que después se le pedirá que imparta a sus alumnos» (MIALARET, 1982, 146).

7.- La formación del profesorado debe considerar el proceso de individualización. La formación de los docentes debe estar basada en las necesidades e intereses de los participantes; debe estar adaptada al contexto individual y singular; y debe fomentar la participación y la reflexión en el propio proceso formativo. La orientación formativa debe estar basada en las personas, acordes con sus expectativas e intereses.

8.- La formación del profesorado debe proporcionar la posibilidad para que el profesorado (o futuros docentes) se cuestione sus propias creencias y prácticas institucionales.

9.- Los programas de formación del profesorado deben contar con las estrategias metodológicas e investigadoras necesarias para la mejora de la práctica.