«Profesor es quien se dedica profesionalmente a educar a otros, quien ayuda a los demás en su promoción humana, quien contribuye a que el alumno despliegue al máximo sus posibilidades, participe activa y responsablemente en la vida social y se integre en el desarrollo de la cultura» (Blat & Marín, 1980, 32).

En este epígrafe trataremos de esbozar unas líneas acerca de las peculiaridades de una formación del profesorado basada en la profesionalidad. Conseguir personas preparadas para la tarea de educar en la inclusión se convierte en una emocionante aventura que requiere una concepción diferente de la simple transmisión de conocimientos técnicos. Requiere una actitud, un espíritu inquieto y un "saber hacer" basado en la reflexividad. El profesorado que reflexiona sobre lo que hace se convierte en investigador de su práctica en la medida que cualquier decisión docente es considerada provisional y que responde a las necesidades del momento en el que esa decisión fue tomada.